Un árbol entre la tierra y el cielo
La parte figurativa del logo representa un árbol que expresa la idea de crecimiento y respeto por el lugar donde vivimos. Es algo vivo, que a su vez transmite y da vida (el árbol produce frutos). Es una imagen que infunde novedad, volviendo a conectar de esta manera con el mundo de los jóvenes, a los que la Fundación se dirige en primer lugar. Los colores transmiten en su armonía la pasión y la creatividad, el corazón palpitante de cualquier iniciativa. Todo situado en el escenario de una tensión ascendente, una tensión a la vida, traducida en la imagen estilizada de una llama, clara evocación de la representación del Espíritu Santo. Con la esperanza de que de un tímido inicio se desate un incendio que llegue al corazón de todo el mundo, recordando que gran llama enciende una chispa pequeña.
